martes, 11 de noviembre de 2014



CRITERIOS DE VERDAD, RESPONSABILIDAD E INDEPENDENCIA EN EL EJERCICIO DEL PERIODISMON EN UN ENTORNO CONTROLADO Y REGULADO”.





Los diferentes medios de comunicación ciertamente tienen  su política ya definida, tanto privados como públicos. Se dice que la ética y la moral del periodista siempre tiene que estar presente, pero nadie sabe la realidad que vive el periodista hoy en día, muchas veces está a las órdenes de los dueños quienes eligen la agenda de cobertura.
Eso no quiere decir que la información puede ser manipulada, ahí está el carácter y la profesionalidad del periodista.
El Problema de la Obligación Moral. Está estrechamente relacionado con el aspecto de los valores, ya que por lo regular se dice que lo que se hace por obligación, ni se hace bien y, por lo mismo, pierde todo mérito; mientras que cuando se realiza por convencimiento e iniciativa propios adquiere valor moral. Con esto se entiende que la obligación moral le quita al hombre la única posibilidad de ser el mismo, de acuerdo con su propia moralidad y con su propio criterio. Sin embargo, una cosa es la obligación entendida como corrección externa y otra como la obligación basada en la presión interna que ejercen los valores en la conciencia de una persona.

Los medios de comunicación, por siempre, han tenido un lugar preponderante dentro de todas las sociedades, y en todos los tiempos, de tal suerte que en la actualidad esta no se explica sin aquellos. La razón radica en la vitalidad de los medios en cuanto al impacto, alcance y penetración de la diversidad de sus productos, mensajes, formas y contenidos.
Desde esta perspectiva, es importante considerar los escenarios en que los medios masivos de comunicación impactan en la sociedad consumidora, desde niños y adolescentes, hasta jóvenes, adultos, amas de casa, profesionistas, familias enteras, entre otros destinatarios de los mensajes, por medio de los diversos productos mediáticos que produce, tales como caricaturas, series policíacas, programas juveniles, cómicos, telenovelas, de concursos, de opinión, deportivos, noticiarios, documentales, realitis show, talk show, documentales, reportajes, crónicas, editoriales y artículos, entre otros más.
En este sentido, tanto los medios impresos (periódicos y revistas) como los electrónicos (televisión y radio) juegan un importante papel para orientar, informar y formar opinión en sus lectores, radioescucha y televidentes, a través de la diversidad de sus programas y contenidos, procesados en la variedad de géneros y formatos.

La crítica ciudadana debe ser fomentada desde diferentes instancias, empezando por las políticas estatales orientadas al desarrollo de ella y de una alfabetización mediática: solo audiencias formadas serán selectivas y exigentes con respecto a la calidad de la  oferta mediática, solo así entendemos la fiscalización o control ciudadano de los medios. Es una ciudadanía activa que, además, fortalece la libertad de expresión  entendida indefectiblemente en su doble dimensión: como derecho, de todos, y como  obligación, la de asumir ese derecho con responsabilidad social.

 Así, la responsabilidad social de los medios tiene que ver con la obligación de dar una información de calidad y ética: plural, equilibrada, verificada, sin censura previa, pero  con responsabilidad ulterior, independiente de todos los poderes, del político pero  también del económico, del mercado, de los anunciantes y poderes fácticos, pero  nunca independiente, como dice Javier Darío Restrepo, “de los derechos de quienes  reciben esa información”. En la situación actual de nuestro país, incluyendo a los  medios públicos, ¿esto se cumple?



En suma, a nombre de la libertad de expresión, si somos consecuentes, los medios  están obligados a dar esa información de calidad, el Estado a garantizarla y los  ciudadanos a exigirla. He aquí la acción ciudadana como opción fiscalizadora y como  homenaje a la libertad de expresión entendida en esa doble dimensión.